Juan
Sarabia se ubica en el municipio de Othón P. Blanco del Estado de Quintana Roo.
Para llegar a la localidad, es por medio de la carretera 186 de Chetumal-
Villahermosa, justamente en frente del Tecnológico de la Zona Maya se encuentra
la desviación que conecta al centro de población Juan Sarabia, el cual tiene
una distancia de 2.1 kilómetros. Los habitantes generalmente hacen el recorrido
en automóviles, motocicletas, en combi o caminando.
Datos
más específicos sobre su ubicación los proporciona María Susaana Rosales Pérez
en su Tesis Doctoral (2015) al señalar que colinda al Norte con los municipios
de José María Morelos y Bacalar, al sur con Belice y Guatemala, al este con el
Mar Caribe, al Oeste con el Estado de Campeche y se encuentra a 20 kilómetros
de la capital del Estado.
De
acuerdo con datos del Directorio de Ejidos y Comunidades Agrarias, publicado en
el 2014 y creado con datos del censo de 1995, el Ejido de Juan Sarabia está
integrado por 56 localidades.
Sin
embargo, el trabajo de campo, las entrevistas con ejidatarios, repobladores y
el subdelegado, nos permitieron identificar que la población define a la
localidad de Juan Sarabia como la principal del Ejido y únicamente reconocen
como anexo a la comunidad de Xul-Ha. Asimismo, nos informaron que en todo el
ejido existen 597 ejidatarios, de los cuales 130 viven en el poblado de Juan
Sarabia.
De
acuerdo con la historia que conocen varios de sus habitantes, la localidad
tiene más de 80 años. Sus fundadores llegaron chicleando a la zona. Por su proximidad
al agua del Rio Hondo, decidieron quedarse e instalaron el campamento “Santa
Lucia”. Las primeras casas, que construyeron fueron con techo de huano y madera
de tasiste, se ubicaron en donde hoy está el campo deportivo de Juan Sarabia.
Los nombres de algunos de los fundadores son: Santos Pacheco, Esteban Euan,
Cristino Yam, Sixto Chan y José Santiago. Sin embargo, por medio del testimonio
de un fundador, el cual se localizó en el trabajo de Rosales Pérez (2015),
también se sabe que la cantidad de los primeros habitantes fueron tres y que
llegaron para trabajar la milpa, algunos venían de Matamoros y otros de Xac
Chan.
Santa
Lucia paso a ser Juan Sarabia por el cambio de Gobierno que existió en el
Estado, no se encontraron datos o registros sobre el año exacto. Sin embargo,
consultando a Rosales Pérez (2015) quien rescató el testimonio de Cristino Yam,
se obtuvo el dato, que Juan Sarabia adquirió este nombre cuando Lázaro Cárdenas
llegó a la región, lo bautizó así en honor a un compañero de la revolución.
También, señala que al llegar el General Cárdenas el número de habitantes era
de aproximadamente 27 personas, que provenían de distintos lugares del país y
del extranjero, entre ellos de Belice y Honduras. Muchos de ellos llegaron
chicleando, porque en la zona era abundante el árbol de chicozapote, del cual
obtenían la resina para elaborar el chicle, todo esto ocurrió cuando Quintana
Roo aún era territorio.
Es
importante mencionar que Don Cristino Yam aún vive, pero no fue posible
entrevistarlo porque tiene discapacidad auditiva, es una persona mayor de más
90 años que pasa la mayor parte de su tiempo descansando y sus familiares
respetan esto para ayudarlo en su tranquilidad.
En
sus inicios Juan Sarabia, no contaban con el servicio de agua y para poder abastecerse,
caminaban hacia un “chorrito” que se ubicaba en donde hoy existe el vivero, a
unos cuantos metros del Rio Hondo. También, se instaló un estanque en donde
actualmente están oficinas de la delegación, resultándoles más sencillo obtener
el líquido vital. En cambio, otro habitante nos dijo que se instaló una
cisterna en donde hoy se encuentra la Casa Ejidal, en ella almacenaban el agua
de lluvia. El delegado de esos tiempos supervisaba el aljibe, revisaba que las
familias llegaran con cierto número de cubetas, para que toda la población
alcanzara agua. Cuando no tenían agua almacenada en este sitio, lo que hacían
era ir a una planta o arroyo, para llenar sus tambos; también cocinaban con
esta agua porque les permitía “cocinar bonito”.
Lugar donde antes se encontraba el aljibe.
Fotografía de la Antropóloga Veronica Llerenas Trejo
(2019, Juan Sarabia)
Tampoco
contaban con el servicio de electricidad, se alumbraban con candiles de velas o
quinqués con petróleo. Con el pasó de los años la población aumento, de 6
hogares pasaron a ser 30; esto mismo propicio la petición de electricidad.
Aunque no recuerdan los años exactos, las personas entrevistadas nos explicaron
que obtuvieron luz por medio de un generador o planta eléctrica, la cual era
encendida solo tres horas de 6 p.m. a 9p.m. Relataron que una persona daba el
aviso gritando: ¡Hay viene la luz! Y también avisaba cuando la iban a cortar,
para que la población dejara de hacer las cosas que requirieran de
electricidad.
No
existía la carretera, las personas se trasladaban por agua en alguno de los dos
barcos que existían en el pueblo: Ix-copel y Goyito. Por ejemplo, si requerían
ir a la capital del Estado el viaje era de 2 horas. Asimismo, cada dos meses llegaba a la
comunidad un barco grande, que popularmente fue conocido como: “El barco de la
Salud”, porque llegaban médicos y enfermeras para vacunar a la población.
Explicaron que el tema de la atención médica fue muy delicado, porque las
personas fallecían por cualquier enfermedad por falta de dinero, vacunas o
ignorancia por no atenderse a tiempo, pero el barco de la salud ayudaba a
controlar esta situación.
El
primer jefe del pueblo fue Ángel Aguilar, se desconoce el año exacto, pero fue
esta persona quien se encargó de realizar la carretera principal, pero de
terracería. En Juan Sarabia uno de los primeros transportes terrestres para
salir del pueblo, fue un jeep de Don Cruz Requena, aunque era vehículo
particular ofrecía servicios de transporte público.
Fue
entre los años de 1963 y 1964, cuando existió el primer taxi del pueblo y era
conducido por un hombre apodado “El bilioso”. La carretera principal fue
pavimentada, durante el mandato de un gobernador tabasqueño, no recuerdan el
año y el nombre. Todo esto, permitió que llegaran los primeros autobuses y
combis. Actualmente, el sitio de combis del Sindicato Único de Choferes de
Automóviles de Alquiler (S.U.C.H.A.A) sólo cuenta con dos vehículos que entran
al pueblo en horario de 10:30 a.m., 12:30 a.m. y la combi que entra a las 2: 30
p.m. se retira del pueblo hasta las 4:30 p.m. y el pasaje tiene un costo de 29
pesos. Los taxis cobran 180 pesos para viajar de Juan Sarabia a Chetumal o
viceversa. Las combis que no entran al pueblo, pero que hacen una parada en el
crucero de Juan Sarabia, cobran 25 pesos, sus horarios son sumamente variados
porque es área de paso de la gran mayoría de ellas, aunque se dirijan a otras
comunidades.
Acerca
de las actividades económicas, además del chicle también se trabajó la madera
de caoba. Un señor no explicó que la comunidad contaba con un área que funcionó
como botadero, los barcos tiraban la madera por el Rio Hondo, entonces lo que
hacían los hombres del pueblo, era sacarla del agua, la subían a camiones y la
llevaban al aserradero de la comunidad de Santa Elena. Sin embargo, esta
actividad económica se vio fuertemente afectada con el impacto del huracán
Janeth (1955), dejando a la comunidad como un “llano”, cuentan que todo lo que
tiro el huracán se secó y se quemó, no se sabe cómo inició el incendio, pero
afecto fuertemente. Poco a poco, los habitantes lograron levantarse, algunas
casas se reconstruyeron con ayuda del gobierno y otras con el propio esfuerzo
de la población; todos con el objetivo de seguir adelante.
En
referencia al trabajo de la milpa, se dedicaban a sembrar maíz, plátano,
sandia, frijol, calabaza, tomate y chile; para el propio consumo de las
familias. Algunos recuerdan que la población vivía del puro campo y fue hasta
el año de 1970 cuando se conoció el tractor agrícola, porque la gente en su
mayoría trabajaba con el hacha y machete. Un señor de 65 años, mencionó que
incluso en Juan Sarabia se llevó a cabo el trueque, es decir que intercambiaban
un producto por otro, por ejemplo, el entregaba maíz para poder llevarse huevos
o tener frijoles. Esta actividad se realizaba en la primera tienda de abarrotes
del pueblo, la cual se ubicaba sobre la calle Venustiano Carranza, enfrente de
la escuela primaria, era atendido por una señora, quien hace un par de años
falleció.
Consideran
que en esos tiempos la tierra era más buena, porque cosechaban lo que
sembraban, no había pérdidas, todo era muy productivo. Señalan que actualmente
el campesino se ha limitado, porque siembra y lo pierde, no logra cosechar;
aseguran que esto ha originado que muchas personas, decidan dejar el trabajo de
la milpa, porque ahora ya no les resulta fructífero. Aseguran que únicamente
pueden cosechar los que tienen dinero y tractores agrícolas.
Cuando
comenzó a complicarse la situación de la agricultura, lo que hizo la gente fue
cruzar a Belice para el corte de la caña porque en Juan Sarabia no había.
Generalmente se iban de 7 a 15 días, mandaban el dinero a sus familias, aunque
era poco eso mismo les ayudaba a sostenerse.
En una
perspectiva general, las personas que nos contaron sobre la historia de Juan
Sarabia aseguraron que antes lo principal era la milpa, después la madera y
finalmente el chicle. En referencia al banco de piedra, este existe desde hace
muchos años y fue lo único que sobrevivió al impacto del huracán Janeth (1955),
este último es considerado como un elemento muy importante del ejido y también
como “el de la discordia”, porque genera mucho dinero y esto origina que se
dispute la comisaria. Nos relataron que antiguamente las empresas que consumían
el material del banco de piedra no se lo pagaban a nadie, porque no había una
administración y no lo valoraban. Fue aproximadamente hace 42 años cuando los
habitantes de Juan Sarabia hicieron una manifestación al gobierno del Estado y
lograron llegar al acuerdo de recibir 2 pesos por cada metro de piedra. Hoy por
hoy el pagó es de 25 pesos por metro de piedra y lo definen como un “negociazo”
que les da importancia.
Aseveran
que después de la madera y la complicación de la tierra, la situación fue muy
difícil en Juan Sarabia. Los momentos más críticos fueron cuando sus habitantes
únicamente en sus tres comidas consumían tortilla con manteca y sal, para beber
solamente café.
En
referencia a los servicios educativos, la primera escuela primaria se ubicó en
donde actualmente está el desayunador escolar, sobre la calle Venustiano
Carranza, era de madera y la construyeron al mismo tiempo que las instalaciones
de la casa ejidal (actualmente es la biblioteca).
Fotografía
de la Antropóloga Amayrani Jesús Ramírez Muñoz (2019, Juan Sarabia).
Enfocándonos
en la biblioteca “Jorge Acevedo Marín”, esta es de madera, sus puertas y
ventanas todo el tiempo están abiertas y su interior sólo hay una trozona de
madera (tronco grande) y todo lo demás está vacío. Nos expusieron, que lleva
así alrededor de 12 años, que antiguamente hubo máquinas de hierro y de mano,
para cortar la madera. Hace 4 años se impartió un curso de elaboración de
bateas en este espacio e incluso en el área del patio se observan los moldes
que construyeron para poder fabricarlos. También, se puede observar una base de
concreto en donde colocaban el generador de electricidad que usaron al comienzo
en la población. En algún momento este espacio, se convirtió en un museo
chiclero, pero no fue valorado y se lo robaron todo, algunos lograron rescatar
varias cosas. Cronológicamente, este espacio comenzó siendo la casa ejidal,
posteriormente el museo chiclero y finalmente una biblioteca, que funcionó por
poco tiempo, porque robaron sus artículos.
Área de los moldes de batea y la base del generador
Fotografía de la Antropóloga Veronica Llerenas Trejo
(2019, Juan Sarabia)
Sólo
existían 30 ejidatarios, quienes solían reunirse en las tardes para contar
historias a los niños del pueblo. Generalmente jugaban al béisbol y la única
celebración que realizaban era el de la Virgen de Guadalupe el 12 de diciembre
y realizaban el baile de la cabeza de cochino. Pero, desde hace 15 años la
celebración de esta fecha ha experimentado una decadencia. En referencia a las
autoridades del pueblo, nos explicaron que en el cargo de delegados sólo 3
mujeres en la historia de Juan Sarabia lo obtuvieron, en cambio el puesto de
comisario ejidal siempre ha sido desempeñado por hombres.
Por
último, es importante mencionar que Juan Sarabia cuenta con 1,093 habitantes, de
los cuales 538 son hombres y 555 mujeres, esto de acuerdo al censo del 2015
realizado por Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía (INEGI). No
obstante, Rosales Pérez (2015) nos presenta datos más recientes del año 2015,
sobre un censo realizado por la médica de la comunidad, en él se tiene
registrado un total de 1, 110 habitantes, de los cuáles 536 son mujeres y 574
hombres. Finalmente, puntualiza que Juan Sarabia forma parte de las políticas
que el gobierno implemento para la creación de Nuevos Centros de Población
Ejidal en la zona sur de Quintana Roo y se caracteriza por estar cerca del Rio
Hondo. Explica que existen otros tipos de recursos naturales, los cuales en
conjunto con el Rio son elementos esenciales para el desarrollo y organización
de la economía y vida social; además de esto otro factor que consideró
importante fue la migración de las personas de distintas partes, lo que tuvo
efecto en su interacción, contribuyendo al surgimiento de la cultura ribereña
por la compaginación de costumbres, valores culturales y hábitos (Rosales,
2015).
Antrop. Amayrani Jesús Muñoz Ramirez
Antrop. Veronica Llerenas Trejo
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